viernes, 25 de enero de 2013

Paradise in snow


Dal Lake, donde me encuentro ahora, es un gran lago rodeado por las montañas del Himalaya. Cuando lo vi por primera vez me quedé totalmente prendada. Mis ojos no daban abasto, quería tener una vista panorámica para poder alcanzar todo el paisaje, empecé a hacer fotos como una loca, lo quería todo: los barcos y sus remeros, las montañas reflejadas en el agua con una nitidez absoluta, los house boat... Cada pequeño detalle que veía conformaba una belleza que jamás antes había percibido. El éxtasis visual no había terminado todavía, en cuanto me subí al al barquito y Abdul, un viejito adorable, empezó a remar lago adentro esa belleza se engrandeció, una vez habíamos pasado el montón de hoteles flotantes el lago se abrió, así que mirara donde mirara sólo veía las montañas. Después de casi media hora remando, llegamos a la pequeña islita dónde me hospedo. Había nevado la noche anterior, así que el pequeño huerto estaba lleno de nieve, también lo estaba el muelle que hay en la parte delantera del trocito de tierra.

Cuando entré a la casita no noté el cambio de temperatura... fría como ella sola! Por suerte cuando entré a la habitación en la que dormiría había una estufa de leña. En la habitación estaba Thomas, un chico inglés que pocas horas después me contaría que estaba desesperado por salir de este lugar, pues venía de estar dos meses borracho en Tailandia y tanta paz le atormentaba más que le tranquilizaba. En aquel momento pensé "Uf! Espero que esto no te pase, Agnès!". Después de comer decidí ir al pequeño muelle a disfrutar de las vistas, eran casi las cinco de la tarde y la niebla se había reducido dejando las montañas al descubierto; me senté y me tiré un rato observando la maravilla que me rodeaba, sentada pensaba "qué vas a hacer aquí tantos días?" Me respondí rápidamente: tienes una oportunidad para relajarte, sentir el frío, el aire, la naturaleza en estado puro, pensar o quizás no pensar, eso da igual, escribir... Creéis que soy capaz de eso? Los que me conocéis sabéis que tengo el culo inquieto, que me dan ataques de hiperactividad y que raramente se me puede ver suuuuper relajada... Pues os diré que los primeros dos días no fueron fáciles, pero poco a poco le voy pillando el truquillo, no está nada mal esto de estar apartada de la contaminación de la ciudad, del estrés, de la gente arriba y abajo, de tantas cosas por hacer y tan poco tiempo para hacerlas. Pues resulta que tiene su no sé qué, amigos!

En Dal Lake, cuando empieza a anochecer, hacia las seis de la tarde, los pájaros de posan en lo alto de los árboles desnudos y propinan sus cánticos a todo aquel que quiera escucharlos; estos cánticos se mezclan con las plegarias de los adeptos musulmanes, que en las mezquitas predican la adoración a su dios. Esta es la banda sonora que me acompaña, pero también hay muchos momentos de silencio, un silencio frío que tan solo rompe el voleteo de los patos en el agua y las gotas de agua que van cayendo del tejado de la casa...
 

viernes, 18 de enero de 2013

Namaste, Montse

Avui escric per dir adéu a la meva tieta, bé, de fet la meva tieta-àvia, encara que el parentesc sembli llunyà, la relació era més que propera.

La Montse era alegre, somrient, amant de les religions, del bon menjar, de la bona companyia, estimava a tot aquell que l'envoltava així com tots els que l'hem envoltat fins ara l'estimem, però algú allà dalt se l'ha endut abans d'hora, no era el moment que marxéssis, et quedaven moltes coses per fer, per viure, tanmateix has marxat havent fet allò que t'ha vingut de gust, havent vist món al costat dels teus, mai has parat de conèixer, de viure, de créixer, d'estimar...

Em costa acomiadar-me de tu a tants quilòmetres de distància, potser em costa perquè ja ho vaig fer una setmana enrere amb llàgrimes als ulls acompanyades d'un "t'estimo", perquè vaig poder passar un últim Nadal al teu costat, perquè et vaig poder veure gaudir d'aquell moment al costat dels teus...

Siguis on siguis, sé que ets en pau, i que ens miraràs i veuràs que estem contents perquè hem viscut amb tu infinitat de moments inoblidables. Has marcat la nostra existència i mai marxaràs de les nostres ànimes, sempre seràs dins nostre, Montse.

Descansa en pau.

Dos días en Nueva Delhi

No podía imaginar una llegada a Delhi tan desastrosa como la que tuve. Los hindús me recibieron con sus artimañas timadoras, he de decir que no caí en ninguno de sus engaños, pero me desesperaron así que me puse en modo "mar de lágrimas". No lo hice para ganarme al malnacido que intentaba engañarme pero se ve que sirvió para que me ofreciera alojamiento barato después de intentar venderme viajes de hasta 700€, ya que mi airport pick-up no apareció y el señor de la tourist info dónde me llevó el taxista hizo una supuesta llamada al hostel que había reservado desde Barcelona y el supuesto señor de mi hostel me dijo que estaba cerrado para la celebración del día de la República de Índia (26 de enero) pero... Me engañó! Resulta que debió de llamar a algún aliado... En fin, vamos a dejar esta historia aquí, porque la cuestión es que la cosa terminó bien aunque un poco bizarra porque ahora estoy arropada en otra tourist office pero con gente en la que parece que se puede confiar, aun así ando con ojo, no preocuparsu!

Ahora lo más importante... Hablemos de Nueva Delhi!

Nada más salir del aeropuerto vi la niebla que cubre todo Delhi, es una mezcla de polución y niebla que permanece en el aire independientemente de la hora del día que sea. En el taxi me sentí como en un videojuego de carreras de coches: no debes dejar de acelerar, no debes chocarte contra nada ni nadie, pero sobre todo, nunca debes parar! El sonido en Delhi está marcado por el ruido de los coches y por encima de todo, por el ruido de los claxons, que suenan sin cesar, así que aquí la contaminación acústica os podéis imaginar cómo es...

En el transcurso del viaje en taxi tenía los ojos más abiertos que nunca, todo lo que veía era nuevo así que tenía que estar atenta a todo. Perros, jabalís persiguiendo a monos en medio de la ciudad, gente cruzando carreteras llenas de coches deseosos de llegar a su destino, muchos hombres meando en la cuneta, niños pobres, basura, basura y más basura, mil puestos de fruta y tes, y los edificios viejos, viejísimos y grises, con algunas notas de color de los letreros. Cuando llegué a la zona donde estoy ahora, Channa Market, vi que Delhi no era tan gris, la ropa típica, la fruta y los carteles de las miles de tiendas que hay ofrecían un color necesario, aunque mellado por la niebla de la que os hablaba antes. Y que no se me olvide el olor... Un olor desagradable aunque soportable, dejémoslo así...

Si os soy sincera, llevando dos días aquí no me atrevo a salir sola a pasear, tampoco lo recomiendan otros turistas que he conocido, así como tampoco recomiendan un estancia más larga de 3 o 4 días en la caótica ciudad, de modo que seguramente me moveré al Norte a la zona de Cachemira, a la cordillera del Himalaya, os contaré en el siguiente post!

That's all, folks!